Gwangju: La Memoria Dolorosa y la Resistencia a la Represión

Un grupo de unas 20 personas se reunió el miércoles 4 de junio en Gwangju, Corea del Sur, para participar en una lectura en voz alta del capítulo seis de la novela *Actos humanos*, obra de la escritora surcoreana Han Kang, reciente ganadora del Premio Nobel de Literatura. Este evento no solo fue un acto literario, sino también un tributo a la memoria de aquellos que sufrieron en uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de Corea del Sur, durante la represión en 1980.

En un templete de madera con forma de pagoda, los asistentes exhibieron una amplia gama de perfiles: mujeres jóvenes en profunda concentración, ancianas con miradas nostálgicas, artistas, académicos y un profesor estadounidense que se especializa en resolución de conflictos. Los participantes leyeron en voz alta fragmentos del desgarrador relato de Han Kang, que evoca las dolorosas experiencias de las víctimas de la represión militar.

Este evento se celebra en un contexto que resuena con la actualidad. Gwangju es reconocida como la ciudad símbolo de la resistencia democrática contra las dictaduras militares. Su legado ha inspirado movimientos recientes, como las protestas provocadas por la decisión del ex presidente Yoon Suk-yeol de implementar una ley marcial en diciembre pasado.

Entre los presentes se encontraban figuras emblemáticas como Kim Tae-yun, un veterano que, a sus 65 años, perdió su ojo izquierdo durante los enfrentamientos de mayo de 1980. Asimismo, Kim Hyung-mi, presidenta de la Casa de las Madres de Mayo, una organización que agrupa a familiares de las víctimas del levantamiento, fue parte de la lectura, destacando la importancia del recuerdo y de la búsqueda de justicia.

El evento no se limitó a la lectura, sino que también incluyó instalaciones artísticas, como *Lamento silencioso*, donde los visitantes podían grabar fragmentos de la novela. Esta interacción no solo busca mantener viva la memoria de los caídos, sino que también busca generar conciencia sobre la importancia de la historia en la lucha por la democracia.

Gwangju sigue siendo un símbolo de resistencia y un recordatorio del costo de la libertad. La voz de la literatura se convierte en un refugio y una herramienta para la memoria colectiva, un camino hacia la sanación en una sociedad que aún lidia con las cicatrices de su pasado.

En palabras de Han Kang: "La literatura es la forma más genuina de explorar el dolor humano y, a su vez, la esperanza de un cambio". Así, el acto de leer se transforma en un grito por justicia y una afirmación de que el recuerdo jamás debe desvanecerse.